C017 Evaluación de la Respuesta de la Iglesia a COVID-19
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
Que la Cámara de Diputados de la 80ª Convención General de la Iglesia Episcopal ordene al Comité de la Cámara de Diputados sobre el Estado de la Iglesia que evalúe la respuesta de la Iglesia Episcopal a la pandemia de COVID-19 en las áreas de atención pastoral, liturgia, evangelización, formación cristiana, administración, compromiso con la comunidad, comunicaciones y trabajo de justicia social; y asimismo
Se resuelve, Que esta evaluación incluya un examen de los desafíos encontrados durante la pandemia y de su impacto diferenciado en personas de diferentes grupos raciales y étnicos, edades, sexos, riqueza o precariedad, capacidades y discapacidades, estructuras familiares, estado migratorio y nacionalidades; y asimismo
Se resuelve, Que el Comité de la Cámara de Diputados sobre el Estado de la Iglesia informe y haga recomendaciones a la 81ª Convención General para mejorar la respuesta de la iglesia a futuros desastres y a las nuevas circunstancias de la iglesia posterior a la pandemia, así como ideas que puedan adaptarse a la vida y el trabajo de la iglesia en el siglo XXI.
Explicación
La pandemia de COVID-19 ha sido descrita por muchos como un momento apocalíptico, del griego apokalupsis, que significa “descubrir”, “develar” o “revelar” con intensa claridad. COVID está revelando con intensa claridad cómo las estructuras cotidianas de nuestro mundo perjudican desproporcionadamente a algunos grupos y benefician a otros.
En consecuencia, corresponde a la iglesia en este momento preguntarse qué ha revelado la pandemia sobre la Iglesia Episcopal, para que con los ojos de nuestro corazón iluminados, podamos conocer con mayor claridad cuál es la esperanza a la que Dios nos ha llamado (para Ef 1:17-18). ¿Cómo han afectado la pandemia y nuestras respuestas a ella a los distintos grupos de manera diferente? ¿Cómo se ha visto afectada la accesibilidad debido a nuestras adaptaciones a la vida de la iglesia? ¿Cómo han afectado las desigualdades existentes en nuestra iglesia a la capacidad de las congregaciones para adaptarse y sobrevivir? ¿Cuáles son las implicaciones de este momento revelador para la administración de los recursos de la iglesia? Por último, ¿dónde podríamos ser llamados a una mayor audacia de acción?
La pandemia es también un momento de aprendizaje. Ya hemos visto cómo se desarrollan nuevas formas de compromiso de la congregación, no solo en el culto dominical, sino también en los estudios bíblicos semanales, en las reuniones de la iglesia, en los grupos de compañerismo y en las actividades de extensión comunitaria. El Comité debería investigar qué podemos aprender de estas nuevas formas de vida eclesiástica, de los éxitos y de los fracasos, para poder discernir qué innovaciones deben llevarse a cabo en el futuro y qué prácticas y estructuras injustas deben dejarse en el pasado.