D069 Reconocimiento de las Tierras y la Amada Comunidad
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
Que todas las Catedrales de la Iglesia Episcopal busquen la verdad educándose en la historia de las tierras en las que residen, y admitan los atroces pecados cometidos por la Iglesia Episcopal contra los pueblos indígenas. Publicar su Reconocimiento de las Tierras todos los domingos mientras buscamos ser la Amada Comunidad.
Explicación
St. Mark's Episcopal Cathedral, Minneapolis, MN. La Catedral de la Iglesia Episcopal en Minnesota (Episcopal Church in Minnesota, ECMN), ubicada en tierras Dakota, ha publicado y anunciado este Reconocimiento de Tierras (véase el documento adjunto) durante casi 2 años en los 3 servicios de culto cada domingo, reconociendo nuestra verdad, recordando el hecho histórico de que el primer Obispo de Minnesota, Henry Benjamin Whipple, intercedió en nombre de los Dakota ante el presidente Abraham Lincoln para que se redujera la cantidad de hombres que fueron colgados en Mankato, Minnesota. El ahorcamiento de los 38 sigue siendo la mayor ejecución masiva por una orden federal en Estados Unidos de América. Estamos decididos a decir la verdad de nuestra complicidad, reconociendo nuestro pecado contra nuestros familiares indígenas que han residido durante mucho tiempo en el estado de Minnesota: los Dakota, Anishinabe y Ho-Chunk, entre otros. Pedimos que todas las Catedrales de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera de la Iglesia Episcopal busquen la verdad y reconozcan en qué tierras se encuentran, en un camino hacia la Amada Comunidad.
Reconocimiento de las Tierras
La Catedral Episcopal de San Marcos reconoce que estamos ubicados en las tierras ancestrales del Pueblo Dakota. Estamos muy cerca de los territorios de los pueblos Anbishinabe y Ho-Chunk. Estas tierras han sido administradas por los Dakota como un familiar vivo durante generaciones. El gobierno de Estados Unidos le robó de hecho estas tierras al pueblo Dakota mediante una serie de tratados injustos y promesas incumplidas, seguidos de esfuerzos selectivos de genocidio, limpieza étnica y expulsión forzosa. La Catedral Episcopal de San Marcos, nacida del protestantismo blanco, reconoce nuestra complicidad en estos asuntos. El gobierno de Estados Unidos a menudo llevó a cabo esta injusticia en cooperación con las iglesias blancas institucionalizadas. El trauma de la asimilación forzosa y el sistema de internados son una mancha que no puede borrarse, pero sí podemos arrepentirnos de ese pasado y dirigirnos hacia un futuro más justo. Ahora miramos al pueblo Dakota y, de hecho, a todas las comunidades nativoamericanas situadas en el estado de Minnesota como ejemplos de resiliencia, resistencia y fortaleza. Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de oponernos a cualquier amenaza a la cultura indígena o a la soberanía tribal, ya sea política, industrial o religiosa. Nos equivocamos, podemos mejorar, lo haremos mejor.