A035 Establecer Políticas Modelo para el Trabajo contra el Racismo y en Favor de la Reconciliación Racial

El trabajo de toda la Iglesia hacia la sanación racial iniciado en la 70ª Convención General con la Resolución D-113 ha visto varias resoluciones en posteriores Convenciones Generales que afirman el trabajo y fomentan la formación de todos los líderes, ordenados y laicos. Los datos recogidos por el Comité del Consejo Ejecutivo sobre Antirracismo como parte de su mandato y por el personal del Obispo Presidente en forma de Auditoría de Justicia Racial han encontrado muchas entidades dentro de la Iglesia que realizan este trabajo. Pero también ha descubierto que muchos no cumplen esos propósitos.  

El conocimiento y las capacidades en torno a la reconciliación racial deberían ser tan importantes como el conocimiento y las capacidades en torno a la Protección de Niños y Jóvenes (comúnmente denominada “Iglesia Segura”). Si la Iglesia realmente se toma en serio la eliminación del racismo y la sanación, no deberíamos permitir que nadie sea nombrado o elegido para un cargo en la Iglesia sin tener el conocimiento acordado como enseñanzas de la Iglesia, como se describe en la Resolución 2018-A044 Establecer Componentes Esenciales de la Formación Antirracista o de Reconciliación Racial. Muchos de los líderes de la Iglesia, como Catherine Meeks, del Centro Episcopal Absalom Jones para la Sanación Racial, se sienten frustrados por la falta de responsabilidad a la hora de cumplir las numerosas resoluciones que ya se han aprobado pero que no se han puesto en práctica. Esta resolución estructuraría el llamado a toda la Iglesia para que viva de acuerdo con estas resoluciones, desarrollando así la capacidad de la Iglesia para desmantelar verdaderamente el racismo y llevar la sanación al mundo. Esta resolución sigue el modelo de las resoluciones 2003-B008 Proteger a los Niños y Jóvenes de los Abusos y 2015A073 Actualizar las Políticas Modelo para la Protección de Niños y Jóvenes, y ayudaría a que la Iglesia rindiera cuentas del trabajo que hemos dicho una y otra vez que deseamos hacer.

La Iglesia ha ampliado su enfoque más allá de solo el antirracismo a la reconciliación racial, como se describe en la Resolución 2018-B004 Instar a una Terminología Común para Describir el Trabajo Antirracista. Esta resolución mueve a la Iglesia hacia ese enfoque más amplio.

El clero se capacita en seminarios de todo el país. La mayoría de los seminarios no han proporcionado suficiente formación sobre el desmantelamiento del racismo, la reconciliación racial, la justicia y la sanación. Por ello, muchos clérigos no comienzan su carrera con los conocimientos necesarios para apoyar esta labor. Esta resolución establecería una norma mínima para la formación sobre reconciliación racial impartida por los seminarios en los que se forma el clero.

El Artículo III del Canon de la Iglesia Episcopal exige que el clero complete lo que se considera la “formación antirracista” de la Iglesia. Esto significa que uno podría afirmar que simplemente viendo un video en línea de media hora sobre el racismo ha cumplido este requisito. Los expertos en este trabajo están de acuerdo en que este enfoque de “una vez y listo” no es suficiente para hacer avanzar a la Iglesia en el desmantelamiento del racismo y el logro de la justicia y la sanación raciales. Esta resolución aborda esta cuestión exigiendo que la formación requerida sea más completa y que se repita cada 3 años para mantener un nivel adecuado de conocimientos.

El Artículo III del Canon de la Iglesia Episcopal se aplica únicamente al clero. Pero como se identifica en múltiples resoluciones de la Convención General, como 2000-B049 Se Requiere Capacitación Antirracismo, 2018-A045 Reafirmar e Informar sobre la Capacitación en Antirracismo, y 2018-A015 Instruir a los Organismos Interinos a Someterse a la Capacitación en Antirracismo, también necesitamos que todos los líderes laicos tengan el conocimiento de la capacitación de la Iglesia sobre antirracismo y reconciliación racial hacia el desmantelamiento del racismo y el logro de la justicia racial y la sanación, especialmente aquellos a nivel parroquial, si realmente queremos progresar. Esta resolución haría que ese requisito se aplicara no solo al clero, sino también a los líderes laicos de toda la Iglesia.