A073 Una Comisión Permanente para la Salud y el Bienestar Humano

A lo largo de las últimas décadas, la labor de la Iglesia Episcopal en el ministerio y el fomento de la salud y el bienestar humanos ha sido constante pero desigual, y ha ido cambiando de un trienio a otro. Se han ratificado resoluciones y se han formado grupos de trabajo para investigar, trabajar y promover políticas y programas para la Iglesia Episcopal en relación con temas específicos relacionados con la salud y el bienestar humanos. A lo largo de los últimos 50 años, ha habido fluctuaciones en la atención prestada al envejecimiento, las personas neurodivergentes y sus familias, el consumo de sustancias y la adicción, el riesgo de suicidio y su prevención, la salud reproductiva, la salud maternoinfantil, los cuidados paliativos, la discapacidad infantil y adulta, el duelo y el luto, la salud mental, el estrés y el trauma. Durante décadas se ha avanzado mucho en la afirmación de diversos aspectos de la salud y en la búsqueda de soluciones a los problemas de salud y bienestar. En cada área de interés y esfuerzo, ha sido un reto mantener el interés y el esfuerzo continuado por la Iglesia Episcopal. Diferentes organismos provisionales han realizado un buen trabajo y han lanzado nuevas propuestas e iniciativas programáticas, pero con escasa interacción entre sí sobre objetivos y planes comunes o coincidentes. Además, los grupos de trabajo son organismos provisionales a corto plazo; el trabajo que se completa parcial o totalmente durante el ciclo de vida de un grupo de trabajo puede no ser retomado o continuado debido a los intereses cambiantes de los nuevos ciclos trienales, y algunos trabajos pueden acabar repitiéndose y reduplicándose años más tarde debido a la pérdida de continuidad. Además, hay ámbitos de la salud física que en gran medida no se tocan.

Dos ejemplos:

1) Ha habido temporadas fluctuantes de aumento y disminución de la atención a la salud mental, con resoluciones en 1991 y 2000 que fomentaban una mayor concientización sobre las enfermedades mentales y el apoyo a quienes se enfrentan a problemas de salud mental, y con un periodo de esfuerzo en la creación de una Red Episcopal de Enfermedades Mentales (Episcopal Mental Illness Network, EMIN) como comunidad conectiva basada en la web. Esta red perdió fuerza cuando perdió el financiamiento para apoyar sus esfuerzos continuos, y sus últimas publicaciones en el sitio web fueron en 2015. Entretanto, en 2012 se presentó y ratificó otra resolución relativa a las familias con niños con problemas neurodivergentes (desde déficit de atención hasta autismo), pero sin una interfaz clara con la Red Episcopal de Enfermedades Mentales. En 2018 se creó un nuevo grupo de trabajo sobre salud mental, que se renovará en 2022. Al mismo tiempo, en 2022, una amplia gama de otras resoluciones relacionadas con la salud mental (incluida la adicción al consumo de sustancias y la recuperación, el riesgo y la prevención del suicidio, y el trauma) dieron lugar a la formación o continuación de otros grupos de trabajo, o a la remisión de tareas a una oficina del personal del Church Center.

2) Anteriormente existía una Comisión Permanente sobre la Salud. Esta comisión se mencionó por última vez en 2009 y se suprimió en la Convención General de 2012, cuando se decidió eliminar la mayoría de las comisiones permanentes. Desde entonces, algunas Comisiones Permanentes se han restablecido o se han puesto en marcha de nuevo. Este movimiento hacia el regreso de las Comisiones Permanentes se ha producido como resultado del reconocimiento de la dificultad de desarrollar la continuidad y la inversión sostenida en las iniciativas de toda la Iglesia cuando se depende únicamente de grupos de trabajo o de funcionarios únicos del Centro Episcopal.

Estos ejemplos ilustran la debilidad de los enfoques basados principalmente en resoluciones para desarrollar ministerios estables y sólidos que apoyen la salud y el bienestar humanos. Con el fin de dar continuidad y colaboración a dicho desarrollo por el bien de toda la Iglesia en todos sus órdenes de ministerio, se necesita un órgano más duradero, en la forma de una Comisión Permanente canónicamente confirmada.

El ámbito de esta nueva comisión será abordar cuestiones de ministerio en forma de acogida, inclusión, apoyo, estímulo, capacitación y fomento de las personas que se enfrentan a problemas de salud física, mental, emocional, relacional o espiritual; y apoyar los esfuerzos de toda la iglesia para fortalecer la salud y el bienestar. Las cuestiones que se abordarán en el ámbito de la salud y el bienestar humanos incluirán una gama más completa de problemas de salud mental y cognitivos, como la neurodivergencia y las discapacidades del desarrollo, los trastornos de la personalidad, la adicción al consumo de sustancias y las repercusiones de los traumas, los desastres, los abusos y los daños morales. El ámbito de aplicación abordará los problemas de salud física, incluidas las enfermedades, las lesiones duraderas, las discapacidades o limitaciones físicas y la salud cardiovascular, pulmonar y gastrointestinal. Las realidades de los cambios relacionados con la edad a lo largo de la vida humana y los retos únicos que pueden surgir en distintos momentos de la vida ayudarán a guiar a esta comisión hacia las mejores prácticas. Los puntos fundamentales de todo el trabajo de la comisión serán la importancia de afirmar la dignidad de todas las personas, el reconocimiento de las luchas relacionadas con la identidad que surgen con cada problema de salud que se enfrenta, la necesidad de combatir los patrones culturales de estigmatización y encasillamiento, y los dones de Dios en la alimentación, el sueño y el descanso, y la actividad física para sostener y fortalecer las vidas humanas.

Con un cargo tan duradero, esta comisión puede trabajar de manera constante en múltiples frentes del Ministerio sobre apoyo a la salud y el bienestar humanos, colaborando en el desarrollo y el intercambio de recursos entre los organismos de la iglesia. Los subcomités que trabajan en temas específicos interactuarán entre sí y ayudarán a perfeccionar el trabajo focal de cada uno de forma que se consiga un enfoque más cohesionado y holístico. Con una comisión duradera, será posible fomentar el aprendizaje sostenido y el desarrollo de la capacidad de la Iglesia Episcopal para el ministerio con personas que se enfrentan a todo tipo de retos relacionados con la salud. Se puede desarrollar y apoyar la capacitación y los recursos para reforzar las capacidades de los miembros laicos, diáconos, presbíteros y obispos para fomentar el bienestar y ser compañeros útiles en la enfermedad. Una comisión duradera establecerá relaciones de colaboración y asociaciones duraderas con otras organizaciones, agencias y redes eficaces dedicadas a la labor de la salud y el bienestar humanos. Para construir las capacidades ministeriales más sólidas posibles en la iglesia para la salud, dichas asociaciones tendrán que ser con organizaciones religiosas y seculares que representen las variadas culturas dentro y entre las naciones atendidas por la Iglesia Episcopal.

El financiamiento solicitado servirá para financiar las reuniones de esta nueva Comisión Permanente. El financiamiento adicional a través de otras resoluciones apoyará la capacitación adicional y la utilización de instructores de Primeros Auxilios de Salud Mental que incluirá la capacitación de los que trabajan con jóvenes, y la creación de módulos para el plan de estudios para el clero y los líderes laicos en el Ministerio sobre salud mental y la traducción del plan de estudios para las comunidades de habla hispana.